jueves, 24 de enero de 2013

Esta es mi historia y la de los tres únicos amigos que en mi vida me han importado de verdad.


Mis héroes caidos

Madrid invierno en la piel,
en Siberia el corazón,
me quitaste de los labios la miel,
dame para seguir, una razón.

Personifiqué la nostalgia,
tantas noches, que da miedo,
como de costumbre, una elegía
mientras sueño tocar el cielo.

Me maté callando,
mis héroes han caido
me mataste finjiendo.

El odio es necesario,
y no sé seguir disimulando
lágrimas en un escenario.

Quizá haya heridas que no se curan.


Es tan simple, mirar un charco y ver el cielo, soñar con salir del barrio, con tener alas y escapar, en ese charco se vé el cielo más gris que de costumbre, levantar la cabeza y verlos a ellos, unos chavales que no tienen la culpa de nada atrapados en el mismo banco de siempre soñando con ser grandes.
Un día nos prometimos crecer, ser libres, ese día nos juramos no volver a ser corrientes, nos repetimos mil veces que todo sería desde abajo, cumplir un sueño después de quinientas pesadillas sonaba bien, tan bien... Con humildad como nos criamos pretendíamos morir, pero esas heridas no se curan, el charco cada vez se oscurece más y nosotros seguimos en el mismo banco mirándolo buscando un mínimo resquicio de esperanza, una mano que se nos tienda diciendo "adelante".
Necesitábamos una dósis de confianza, un ápice de amor propio, alguien que leyera el mensaje de SOS de nuestros ojos.
Pasando los días, los chavales del parque eran felices, tenían amor, un amor que sabían recompensar como un perro callejero que sacas de la calle y es agradecido a ti de por vida, esos chavales cada día suben un poco más y salen del parque, y yo noto que me quedo atrás esperando una mano que no llega y, al fin y al cabo, nadie puede hacer nada.
No hay nada más bonito que llegar arriba empezando de la nada, no hay nada más bonito que darle amor al bala perdida.

domingo, 20 de enero de 2013

Indecisiones

Un escalofrío por cada verso
como el abrazo después de aquel beso
mirandote con pánico como olas
miraban, impávidas, a las rocas.

Un pinchazo en mi coraza intangible
que me obligó a enamorarme de ti
Igual aposté por ti más que por mi,
Igual pensé en creer en imposibles.

viviendo así, en una gran contradicción
como la batalla mente - corazón.
Presa de vida con más sombras que luces
Dime si hoy soy feliz o me doy de bruces.

Ponte en mi piel

Quemándome por dentro pese a los 2 grados exteriores,
un cigarillo y un café viendo caer la noche en mi ciudad,
ya no sé si escribo versos, un testamento o canciones.
Ni tu ni yo, ni yo ni tu, solo esta jodida soledad.
...
Apartar a los que quiero de mi lado siempre se me ha dado bien, pero te susurré que no te marcharas por mucho que te intentara echar. 
¡Ay, mi amor! ¿Donde estás en esas noches en las que no sé ni lo que escribo?, cuando el frío de la noche me consume y solo tengo una manta que me arrope, esas noches mirando a la luna, dando vueltas a todo y matándome entre las sábanas. Sábanas de sangre, puesto que escupí hoy también mis desengaños, un sueño que me visita y me grita lo inalcanzable que es. Esas noches mi amor, en las que te estraño, en las que busco tu olor en la ropa y no está, en las que mi almohada llora tu ausencia y la cama se hace grande, enorme, tan gigante que me pierdo en ella. Esas noches en las que mis ojos rojos no encuentran semejantes y unas pupilas dilatadas ven como escribo sancedes que ni me vienen, ni me van, sin sentido alguno. Esas noches en las que te busco, mi amor, y no te encuentro.
La nostalgia me atrapa como a ese pobre desgraciado que aclama a Dios, mirando al cielo mientras busca una respuesta. Como tus dientes cuando atrapan mi labio inferior haciéndome morir de amor. Como aquel vinilo que gira y gira, y gira...